Por la defensa del trabajo, la dignidad y la memoria de nuestras luchas
Hay momentos en la vida de un sindicato en los que la historia vuelve a golpear la puerta. Momentos donde se pone a prueba no solo la fuerza de la organización, sino el temple de cada compañero y compañera. La jornada de movilización, frente al avance de una reforma laboral regresiva, fue uno de esos momentos. Y una vez más, como en las épocas oscuras de los intentos de privatización de la EPE, la columna lucifuercista respondió.
Con orgullo reconocemos a quienes marcharon sin dudar, a quienes caminaron portando nuestra bandera como lo hicieron aquellos compañeros y compañeras que resistieron las presiones privatizadoras de los ‘90 y de todas las etapas en que quisieron convertir un derecho en un negocio. Su presencia recordó algo que está en la raíz misma de nuestra identidad:
“Cuando el pueblo se pone de pie, no hay poder que lo detenga.”
Asimismo, honramos a las compañeras y compañeros que no pudieron estar físicamente porque debían sostener el servicio eléctrico. Su responsabilidad hacia el pueblo santafesino es un acto silencioso de militancia. Ellos también estuvieron: cada tablero, cada guardia, cada reparación realizada mientras la marcha avanzaba fue un gesto de compromiso con nuestra causa. No hay lucha verdadera si no se sostiene el servicio, que es la razón de nuestro trabajo.
Y también debemos decirlo sin rodeos: hubo quienes eligieron no estar. Quienes optaron por la distancia, la comodidad o el silencio. No juzgamos, pero sí marcamos una verdad simple y contundente:
“La historia del movimiento obrero nunca escribió el nombre de los ausentes”.
Y en este sindicato, como nos enseñaron nuestros mayores:
“Más vale un compañero de pie en la calle que cien discursos tibios de pasillo”.
Los derechos se conquistan con presencia, con cuerpo y con convicción. Nadie se salva solo, y menos aún en tiempos donde la dignidad está en disputa. Los derechos que hoy disfrutamos no nacieron de la indiferencia sino de la unidad, del compromiso y de la lucha. Cada compañero sabe, en su conciencia, qué lugar ocupó hoy y qué lugar quiere ocupar mañana cuando se cuenten estas jornadas.
Por eso, con la emoción de quienes saben que la lucha es un legado, y con la dureza de quienes no van a retroceder un solo paso, reafirmamos que: los derechos no se negocian, la energía no se entrega y la dignidad no se arrodilla ante ningún poder.
La conducción y los compañeros que dieron la cara en la calle y los que sostuvieron el servicio en cada rincón de la provincia escribieron otra página de nuestra historia común. Los demás, algún día, tendrán que explicar por qué la dejaron pasar.
Porque somos Luz y Fuerza Santa Fe, y nuestra historia no conoce derrotas resignadas.
UNIDOS Y EN MARCHA
Sindicato